XXXII Semana de Estudios Medievales

Cartel de la XXXII Semana de Estudios Medievales

   

XXXI Semana de Estudios Medievales

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La historiografía medievalista de los últimos veinticinco años ha sacado a la luz de forma profusa estudios sobre los grupos socialmente marginados, atendiendo a temas como la pobreza y la caridad, la moral sexual, la delincuencia o la criminalización de las conductas, que se relacionan con las normas morales y religiosas del momento. El profesor D. Ricardo Córdoba introduce el ciclo con una primera aproximación al tema y con un estudio historiográfico a través de las publicaciones más relevantes hasta el año 2011, momento en que imparte su conferencia. Recoge un amplio abanico en el que queda reflejada la complejidad del asunto y la posibilidad de abordarlo desde numerosos ámbitos: la mujer, la historia social urbana o la delincuencia y la criminalidad, entre otros.

La profesora Dña. Ana Isabel Carrasco lo aborda desde el prisma del pecado, concepto que se carga de contenido en la Edad Media, y que adquiere diversas funciones según el desarrollo de la sociedad y de los poderes que se van fortaleciendo; hasta el punto de que a través del pecado se puede trazar un panorama de la sociedad y su evolución: legitimación del rey, del clero, papel de la mujer, expansión del Derecho y de la clarificación teológica, utilización del pecado como elemento de inclusión-exclusión a través de la excomunión, etc.

La exclusión y la pobreza fueron conceptos que evolucionaron a lo largo de los siglos, como recoge el profesor D. José Manuel Escobar en su análisis en el que presenta dos visiones de la pobreza: la que es exaltada por un sector de la sociedad, especialmente desde la Alta Edad Media hasta el s.XI, buscando en ella raíces evangélicas, y la que ofrece los aspectos negativos de la misma, vinculándola a los vicios y al pecado, sobre todo a partir del s.XII coincidiendo con el desarrollo de las ciudades. El profesor D. Manuel Peña ahonda en el tema de la exclusión y lo lleva hasta los límites cronológicos de la Edad Media, analizando la persecución política y religiosa que llegó a forjar la Inquisición.

Los parámetros de moralidad sexual, que también generan exclusión hacia los que no siguen el canon establecido, se establecen de forma clara en occidente a partir del s.XIII con el IV Concilio de Letrán, de lo que se hace eco el derecho canónico, el poder real y municipal y el derecho común. Así lo recoge la profesora Dña. M. Teresa López, en su análisis sobre las diferencias en la valoración de la prostitución y la homosexualidad: la primera, permitida a pesar de ser una actividad reprobable, y la segunda como una desviación del orden natural establecido por Dios, inadmisible porque atentaba contra el fin natural y social de los matrimonios.

Los profesores D. José María Monsalvo y D. Emilio Mitre analizan la visión que se tiene del “otro”, el diferente: en el primer caso estudiando a los considerados infieles, a los judíos, vistos entre la tolerancia y la desconfianza; y en el segundo caso, con el análisis teólogico y moral de los “otros cristianos”, los herejes. El Cristianismo abarcaba y justificaba las estructuras sociales, mentales, políticas, culturales, de tal forma que la teología fundamentaba la explicación del ser humano y del sistema social. Por ello, el castigo del pecado estaba totalmente establecido, algo que analiza la profesora Dña. Raquel Torres centrándose en la excomunión, el purgatorio y el infierno. En este sentido se unen pecado y delito, y así el profesor D. Jesús Moya recoge las relaciones entre la religión y el ordenamiento jurídico. Por su parte, el profesor D. Iñaki Bazán puntualiza en este análisis, en la línea ya abierta del castigo del pecado, cuál es la tipoligía penal que la Edad Media establece.

La iconografía también se hace eco del tema que tratamos. El arte muestra la estructura ideológica en la que ha sido creado, y en nuestro caso, refleja la sociedad medieval. J. Le Goff señaló cómo a partir del s.XIII la preocupación se trasladó del pecado a los pecadores, aspecto que se recoge en varios capítulos de este libro, y que se plasma en la iconografía: surgen las representaciones de la avaricia, asociada a la burguesía, frente a las casi únicas de la soberbia asociadas a los caballeros con anterioridad; la usura, con los comerciantes; jos juglares, con todos los vicios; los negros, como la alteridad, lo desconocido, etc., teniendo en cuenta que la representación de la sociedad no es la misma a lo largo de toda la Edad Media. Así lo estudian los profesores D. Agustín J. Gómez, quien se centra en las representaciones del pecado y la exclusión, y D. J. Javier López de Ocáriz, analizando las imágenes del purgatorio y el infierno.

Una concepción religiosa de la vida también impregna las obras literarias, incluso las de tema profano, que recogen la exclusión y el pecado. El tema lo estudia el profesor D. Fernando Baños, detallando cómo la literatura muestra la vacilación medieval en la clasificación de los siete pecados capitales, a través de obras significativas del Mester de clerecía (Libro de Buen Amor, Rimado de Palacio, etc.).

Un apartado bibliográfico, útil para un acercamiento al tema tratado, cierra el volumen de actas.

Una edición cuidada con unos contenidos que realmente merecen la pena.